Edmund C. Tarbell (1862-1938) nació en West Groton (Massachusetts). Fue uno de los exponentes del grupo denominado The Ten American Painters, o simplemente The Ten. Este grupo, afincado en Nueva York o Boston y generalmente asociado al impresionismo, mantuvo una posición de rechazo al realismo clásico o romántico con el que se identificaba en aquel entonces a la Sociedad de Artistas Americanos.
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Edmund C. Tarbell, en medio del grupo que permanece de pie,
junto al resto del grupo de Los Diez |
Tarbell, tras su formación inicial en la Escuela Museo de Boston, decidió viajar a Europa para perfeccionar su técnica. Tras un periodo de cinco años, volvería a Boston, donde se casó y se estableció como profesor en la Escuela Museo, ocupando la dirección del mismo durante veintitrés años, tras la muerte del que había sido su mentor en su etapa como estudiante, Otto Grundmann, al que relevó en el cargo.
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Autorretrato, 1889 |
Su pintura muestra un claro interés por el retrato. Utilizaba generalmente a sus familiares como modelos, su mujer, sus cuatro hijos o sus nietos. Hay una importante dosis de realismo en sus obras, con un desgrane muy subjetivo de la luz. Particularmente, me gustan mucho sus interiores, claramente influenciados por Vermeer: nos asomamos, como ávidos voyeurs, a una escena íntima dulcemente iluminada por la luz de una ventana.
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Across the Room (también conocido como By the Window o Leisure Hour), 1899 |
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New England Interior, 1906 |
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Girl Reading, ca. 1909 |
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Girl Mending, ca. 1910 |
A esta pequeña muestra de interiores hay que sumar retratos, especialmente de mujeres, y escenas al aire libre de clara influencia impresionista. Podemos asomarnos a una buena representación de su obra
en esta página. Al margen, selecciono los tres cuadros que vienen a continuación, de los que destaco
La violinista (1890), para incluirlos en mi colección de
Arte e Instrumentos.
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Marion Hiller Fenno at Nine as Mandolinata, 1887-88 |
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Girl with Violin también conocido como The violinist, 1890 |
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My three granddaughters, 1937 |
Como acompañamiento musical, os traigo la Sonata para violín nº 4 (para rimar con mi preferido de estos "cuadros musicales"), del norteamericano Charles Ives (1874-1954), director de una rentable compañía de seguros, y compositor único en sus ratos libres. La música de Ives abunda en detractores y entusiastas, entre quienes lo consideran pomposo y complejo, y quienes lo consideran íntegro e inspirador. Cierto que la complejidad rítmica, el uso de disonancias y secciones de oscura armonización son patentes. Qué decir: Use your ears like men!
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