sábado, 31 de agosto de 2013

Música para viola da gamba

Karl Friedrich Abel (1723-1787) fue un reconocido compositor e intérprete de viola de gamba. Estudió con J.S. Bach en Leipzig, y entabló amistad con su hijo, Johann Christian Bach. Junto a él, protagonizó una serie de conciertos en Londres que tuvieron cierta repercusión.


Thomas Gainsborough, Portrait of Carl Friedrich Abel (1977)
Retrato del compositor, por su amigo Thomas Gainsborough, 1777


Para mí, el sonido de la viola de gamba es uno de los más bellos y melancólicos que se puedan producir. Perdió la batalla con su rival, el violonchelo, en el siglo XVIII. Su recuperación viene dada en los últimos tiempos ligada a la recreación de la música antigua, y difícilmente se pueden encontrar composiciones nuevas para este instrumento. A este hecho, se debe citar la gran labor de violagambistas como Jordi Savall, Paolo Pandolfo, Petr Wagner, Nima ben David y muchos otros. Y cómo no, al éxito de la película Tous les matins du monde, de Alain Corneau (1991), todo un hito que disfruté como un enano el día de su estreno.

Os dejo con su famoso Arpeggio para viola da gamba solo, y una selección de obras que tienen al sosegado instrumento como protagonista.


Portrait of Carl Friedrich Abel (Thomas Gainsborough, 1765)
Portrait of Carl Friedrich Abel (Thomas Gainsborough, 1765)



Bernardo Strozzi, La tocadora de viola (ca. 1630-40)
Gambenspielerin, (Bernardo Strozzi, ca. 1630-40)


Jean-Marc Nattier, Madame Henriette tocando la Viola da Gamba (1754)
Madame Henriette playing the Viola da Gamba (Jean-Marc Nattier, 1754)


Gabriël Metsu, Mujer tocando la viola de gamba (1663)
Woman Playing a Viola de gamba (Gabriël Metsu, 1663)


Gerard van Honthorst, Joven tocando la viola de gamba (1626)
A young woman playing a viola da gamba (Gerard van Honthorst, 1626)


Gerard van Honthorst, Hombre con viola de gamba (1631)
Man with viola da gamba (Gerard van Honthorst, 1631)






En: Arte, Música

viernes, 30 de agosto de 2013

El sueño de Henri Rousseau

"Cuando me introduzco en los invernaderos y veo las extrañas plantas 
de tierras exóticas, tengo la extraña sensación de entrar en un sueño"

A H. Rousseau (1844-1910) no le hizo falta viajar a exóticos países para pintar junglas. Hasta en veinticinco ocasiones soñó con ellas en sus lienzos. Ni una sola vez salió de Francia.

La rêve (El sueño, 1910) es, en cierto modo, el pináculo de su obra y la última que completó antes de su muerte. Una obra intuitiva, en parte debido a la falta de formación académica de su autor, exenta de perspectiva y proporción de los objetos. Figuras planas, yuxtaposiciones de elementos conformando una especie de mural onírico, rayando en lo abstracto.

Es un cuadro de grandes dimensiones, donde se aprecian muchas tonalidades de verde, que representa a una mujer (Yadwigha, la amante de Rousseau) tumbada en un sofá. En su sueño, la mujer aparece inmersa en una selva exótica, conviviendo con bestias salvajes, mientras la música de un instrumento de viento (una especie de oboe rústico) inunda el espacio.


La rêve (Henri Rousseau, 1910)
La rêve (1910)


En: Arte


jueves, 29 de agosto de 2013

Casa encantada

Acabo de ver The conjuring (Expediente Warren), así que podréis entender que tenga los nervios un poco desquiciados...

The conjuring

Todos los tópicos del cine de terror están presentes: una casa grande y solitaria en la que se instala una familia; un montón de espíritus que la habitan y entre ellos, algunos con muy mal carácter; los pájaros que se estrellan contra la casa; el juguete que gira y hace sonar una musiquilla que se nos va a volver odiosa; la muñeca con cara de pocos amigos; la mano que tira de tu pierna cuando estás dormido; los crímenes que aquí se perpetraron y no se resolvieron; Salem y sus brujas; una pareja de demonólogos o como se les quiera llamar que se acercan a la casa para echar una mano y acaban practicando un exorcismo... Efectivamente, todos los elementos de los que ya disponíamos en décadas pasadas para crispar los nervios, y que siguen funcionando... Únicamente que se trata de los mismos, y en este caso, funcionando a la vez, como si la suma de Poltergeist, El exorcista, Al final de la escalera, Los pájaros y Amityville diera como resultado un terror aún mayor. 

Pero no es el caso.

Así que, para contrarrestar el efecto, os invito a entrar en otra casa encantada, esta vez acompañados de un héroe que nunca ha practicado un exorcismo, pero que dejaba bien claro, allá en el año 29, que lo de las casas encantadas iba a dar mucho de sí.



lunes, 26 de agosto de 2013

Las ciudades musicales de Zviad Gogolauri

Zviad Gogolauri nació en Rustavi (რუსთავი, Georgia) en 1969, aunque se trasladó a la capital del país, donde se graduaría en la Academia de Bellas Artes en 1994. Desde 2003, es miembro de la Comunidad de Artistas de Tiflis.

Su obra tiene un pulso vitalista. Me gustan esas casas mal ensambladas que, de vez en cuando, abren sus entrañas para descubrirnos la música de su interior. Los personajes retratados miran sosegadamente al espectador, no hay rostros sombríos, no hay muecas aciagas. Lo naif vuelve a encontrarse con lo folclórico en estos lienzos, que nos recuerdan a los de Nedelchev. Y gatos. Y música, música por todas partes.

Os invito a recorrer esta galería acompañados por la Sinfonía nº5 (1977) del compositor georgiano Giya Kancheli ( გია ყანჩელი), claro exponente de la música denominada "minimalismo sacro", aunque aprecio influencias de Bartók e incluso de Hindemith. Kancheli no acompaña la presente galería de forma cómoda... Más bien, funciona como un elemento discordante. Ambas visiones, la más ligera de Gogolauri, la apesadumbrada de Kancheli, conforman el crisol que hoy por hoy podría ser Georgia.

Cualquier país, pienso, se mueve entre ambas tendencias.




Mientras tanto, escuchemos los edificios...


Zviad Gogolauri, City   Zviad Gogolauri, Music House


Zviad Gogolauri, Street musicians



Zviad Gogolauri, Small Town




Zviad Gogolauri, Music Street




Zviad Gogolauri, Country House Zviad Gogolauri, House in the old district



Zviad Gogolauri, Evening City



Zviad Gogolauri, Old Kiev in winter



Y los personajes...

Zviad Gogolauri, FishermanZviad Gogolauri, Fisherman


Zviad Gogolauri, FishermanZviad Gogolauri, Fisherman


Zviad Gogolauri, Water seller



Zviad Gogolauri, Caucasian WomanZviad Gogolauri, Village Woman



Zviad Gogolauri, At home




Zviad Gogolauri, Tango Zviad Gogolauri, Tango



Zviad Gogolauri, The dancing



Zviad Gogolauri, After the concert





Zviad Gogolauri, Woman with fruits Zviad Gogolauri, Woman Zviad Gogolauri, Woman Zviad Gogolauri, Woman



Zviad Gogolauri, Friends



Zviad Gogolauri, Woman in red



En: Arte, Música

sábado, 24 de agosto de 2013

El adagio apócrifo de Albinoni

El adagio en sol menor para órgano y cuerdas, más conocido como el adagio de Albinoni, en realidad no es de Tomasso Albinoni. Ni siquiera es barroco, y en cierto sentido, podemos decir que se trata de un fraude.

Se trata de una obra contemporánea compuesta por Remo Giazotto (1910-1998). La Casa Ricordi publicó en 1958 un adagio que este musicólogo, especialista en Albinoni, había transcrito a partir de unos fragmentos hallados en las ruinas de la Biblioteca de Dresde tras los bombardeos de la ciudad durante la Segunda Guerra Mundial.

La realidad es que Giazotto compuso esta obra en 1945 e incluso tiene un parecido muy sospechoso con el adagio sostenuto del Piano Trio nº1 en Mi bemol mayor, op. 33, de Louise Farrenc. Podéis comprobarlo pinchando aquí, a partir del minuto 10'46''.

¿Qué motivo tenía Giazotto para no atribuirse la autoría del famoso adagio? ¿Tenéis alguna teoría?





En: Música

Adagio

Utilizando la técnica del origami, el realizador ruso Garri Bardin (Га́рри Ба́рдин) realizó en 2001 un interesante cortometraje que traza un serio planteamiento sobre el liderazgo natural. La música del Adagio en sol menor, de Remo Giazotto, acentúa el dramatismo de lo que aquí se narra: una muchedumbre trata de avanzar impedido por un fuerte viento. Surgirá, de este singular gentío, una figura distinta, poderosa, que les guiará a través de esta tormenta. Pero resulta que es una figura blanca. Como si hubiera sido negra, o rosa, o verde... porque la muchedumbre es gris. Y en un mundo gris, terriblemente gris, ser distinto puede suponer el rechazo o la veneración. O ambas.

Cortometraje para la reflexión...



jueves, 22 de agosto de 2013

Un poquito de jazz


Hoy me tomo un descanso (relativo), y os hago partícipe de él.

Una sugerencia musical: The road to you (1993) es el segundo disco en directo de la banda de Pat Metheny. Recoge las grabaciones de la gira que en 1991 realizó el grupo por Europa. El disco fue premiado con un Grammy a la mejor interpretación de Jazz Contemporáneo en 1994.


Os pongo el segundo tema, First Circle, un temazo, y además porque me encanta el solo de piano que tiene: Lyle Mays está increíble.

Y para no restar mérito a Metheny, os dejo un vídeo tocando la Pikasso, la guitarra de tres mástiles y 42 cuerdas. No es su guitarra habitual, claro, aunque la podemos escuchar en alguna de sus grabaciones, y en actuaciones en directo, como ésta que os dejo del Festival de Jazz de Victoria-Gasteiz de 2009.




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miércoles, 21 de agosto de 2013

Requiem for myself

Decía Sócrates que el filósofo debía prepararse para la muerte. Son muchos los artistas que se han retratado aludiendo al carácter efímero de su existencia. Una calavera, o la propia muerte personificada, aparecen en sus lienzos como compañera fatal.


Thomas Smith, Self Portrait (ca. 1690)
Thomas SmithAutorretrato (ca. 1690)

Arnold Böcklin, Selbstporträt mit fiedelndem Tod (1872)
Arnold Böcklin, Autorretrato con la Muerte tocando el violín (1872)


Hans Thoma, Self portrait with Love and Death (1875)
Hans Thoma, Autorretrato con Amor y Muerte (1875)


Lovis Corinth, Self Portrait with Skeleton (1896)
Lovis Corinth, Autorretrato con esqueleto (1896)



Max Pechstein, Self Portrait With Death (1920)
Max Pechstein, Autorretrato con Muerte (1920)


Georgia Stafford, Self-Portrait with Hot Air Death Mask (1983)
Georgia Stafford, Autorretrato con Máscara de aire caliente de la Muerte (1983)

Aunque a menudo se tratan de obras de encargo, no puedo dejar de pensar que un réquiem es como uno de estos lienzos en los que el compositor se retrata junto a la ineludible. Os dejo con el más famoso de ellos (¿hay alguien que no haya escuchado Lacrimosa de Mozart?) y cuya leyenda ahonda en este sentimiento. Forma parte de mis recuerdos cuando estaba en un coro. También interpreté otro requiem, el de F. Liszt, menos famoso, del que hicimos el estreno en España (creo que fue en diciembre del 97, en Segovia). Eran "buenos tiempos para la lírica".




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martes, 20 de agosto de 2013

Eterno


Traducción de Gianna Prodan y Miguel Galanes. Poema de Ungaretti perteneciente a La alegría (1914-1919) y cuadro de Mark Rothko, conocido como Verde sobre morado (1961).

Pincha en este enlace para ver la composición a tamaño completo.
 




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domingo, 18 de agosto de 2013

DeCamp. Kreutzer Sonata

Joseph Rodefer DeCamp (1858-1923) fue miembro fundador del grupo de Ten American Painters, al que me referí en la entrada sobre Edmund C. Tarbell. Estudió con Frank Duveneck, autor que ya ha aparecido en las páginas de este blog en alguna ocasión.

La obra de DeCamp es de estilo impresionista, como el resto de los miembros del grupo. Adoptó el estilo tonalista en sus paisajes, muchos de ellos perdidos en el incendio que destruyó su estudio de Boston en 1904. Si echamos un vistazo a su obra (en esta página), también encontraremos muchos retratos... y una predilección especial por la música.


Joseph DeCamp, The Violinist (1892)
The Violinist (también conocido como The Violin Girl with a Violin III), 1892


Joseph DeCamp, The Music Lesson (1895)
The Music Lesson, 1895



Joseph DeCamp, The Cellist (1908)
The Cellist, 1908


Joseph DeCamp, The Guitar Player (1908)
The Guitar Player, 1908


Joseph DeCamp, The Kreutzer Sonata (ca. 1913)
The Kreutzer Sonata, 1912-14


El acompañamiento musical esta vez viene dado por el título de esta última obra, la Sonata para violín nº9, op.47 (1802), de Ludwig van Beethoven. Recibió el nombre de "Sonata a Kreutzer" por el nombre de un virtuoso violinista a quien el compositor le dedicó la obra. Curiosamente, Kreutzer nunca interpretó esta composición, pues la consideraba "intocable". En cualquier caso, su exigencia técnica ha sido solventada por muchos, entre ellos, por Anne-Sophie Mutter, de la que os dejo el vídeo.



La Sonata a Kreutzer fue inspiradora también para el famoso lienzo del francés René-Xavier Prinet (1861-1946), que podéis ver en el álbum Arte e Instrumentos.


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sábado, 17 de agosto de 2013

Tarbell. Música para violín

Edmund C. Tarbell (1862-1938) nació en West Groton (Massachusetts). Fue uno de los exponentes del grupo denominado The Ten American Painters, o simplemente The Ten. Este grupo, afincado en Nueva York o Boston y generalmente asociado al impresionismo, mantuvo una posición de rechazo al realismo clásico o romántico con el que se identificaba en aquel entonces a la Sociedad de Artistas Americanos. 

Ten American Painters
Edmund C. Tarbell, en medio del grupo que permanece de pie,
junto al resto del grupo de Los Diez
Tarbell, tras su formación inicial en la Escuela Museo de Boston, decidió viajar a Europa para perfeccionar su técnica. Tras un periodo de cinco años, volvería a Boston, donde se casó y se estableció como profesor en la Escuela Museo, ocupando la dirección del mismo durante veintitrés años, tras la muerte del que había sido su mentor en su etapa como estudiante, Otto Grundmann, al que relevó en el cargo.

Edmund C. Tarbell, Autorretrato
Autorretrato, 1889
Su pintura muestra un claro interés por el retrato. Utilizaba generalmente a sus familiares como modelos, su mujer, sus cuatro hijos o sus nietos. Hay una importante dosis de realismo en sus obras, con un desgrane muy subjetivo de la luz. Particularmente, me gustan mucho sus interiores, claramente influenciados por Vermeer: nos asomamos, como ávidos voyeurs, a una escena íntima dulcemente iluminada por la luz de una ventana.

Edmund C. Tarbell, Across the Room (AKA By the Window or Leisure Hour)
Across the Room (también conocido como By the Window Leisure Hour), 1899
Edmund C. Tarbell, New England Interior
New England Interior, 1906
Edmund C. Tarbell, Girl Reading
Girl Reading, ca. 1909
Edmund C. Tarbell, Girl Mending
Girl Mending, ca. 1910
A esta pequeña muestra de interiores hay que sumar retratos, especialmente de mujeres, y escenas al aire libre de clara influencia impresionista. Podemos asomarnos a una buena representación de su obra en esta página. Al margen, selecciono los tres cuadros que vienen a continuación, de los que destaco La violinista (1890), para incluirlos en mi colección de Arte e Instrumentos.

Edmund C. Tarbell, Marion Hiller Fenno at Nine as Mandolinata
Marion Hiller Fenno at Nine as Mandolinata, 1887-88
Edmund C. Tarbell, The violinist
Girl with Violin también conocido como The violinist, 1890
Edmund C. Tarbell, My three granddaughters
My three granddaughters, 1937
Como acompañamiento musical, os traigo la Sonata para violín nº 4 (para rimar con mi preferido de estos "cuadros musicales"), del norteamericano Charles Ives (1874-1954), director de una rentable compañía de seguros, y compositor único en sus ratos libres. La música de Ives abunda en detractores y entusiastas, entre quienes lo consideran pomposo y complejo, y quienes lo consideran íntegro e inspirador. Cierto que la complejidad rítmica, el uso de disonancias y secciones de oscura armonización son patentes. Qué decir: Use your ears like men!


En: Música, Pintura