Es más o menos el tiempo que me he tomado de vacaciones, una semana. Me he alojado en una mobile home, y claro, imposible no acordarse de este corto del genial Buster Keaton, Una semana (1920). Atención al fantástico atrezzo de una de las primeras intervenciones de Keaton tras la cámara, al guiño al espectador que una sensual Sybil Seely hará en la escena del baño, a un guión que no desaparece tras la sucesión de divertidísimos gags, y todo ello en apenas veinte minutos...
Una pareja de recién casados, Keaton y Sybil reciben un estupendo regalo de bodas: un solar y una casa. Parece un regalo fantástico, y así sería si la casa no viniera con un manual de instrucciones, y una tercera mano no interviniera haciendo del 1 un 4 y del 3 un 8. ¿Contigo pan y cebolla? Las campanas de boda tienen un sonido tan dulce aunque un eco tan amargo...
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Me vi todo un ciclo de este caballerito que pusieron en la tele, no me perdía ni uno....genial, me encanta...saludos
ResponderEliminarYo vuelvo a él cada cierto tiempo. Es como Capra, un autor necesario.
EliminarJa ja pobres tanto trabajar por la casa para que al final te la destrocé un tren
ResponderEliminarPero no por ello se desaniman. Siguen juntos después de todo, ¿no? ;)
Eliminarcierto eso es amor y lo demás tonterîas
EliminarComo si se tratara de un escenario del más puro expresionismo alemán, jaja.
ResponderEliminarQue bueno está...jajaja...todo les salía mal, muy corajudos, pero al final para nada... ingenuidad maravillosa...me ha encantado...lindo rato! muchas gracias, y un abrazo
ResponderEliminarGracias por dejar tu comentario, Carmen. Me alegro de hayas pasado un ratito agradable con esta película.
EliminarSaludos ;)