Es tan obvio. ¿Cómo va a ser lo mismo?
La lectura, en soportes digitales, ha permitido el acceso a la lectura de forma más económica e inmediata que el clásico ******.libro. Sus ventajas son innumerables: en apenas 3GB de memoria interna podemos tener más de 3000 libros, aunque una vida entera no daría para leer ni la mitad. Está bien, los ávidos lectores podrían leerlos, "inconveniente" que se soluciona con una memoria de 6 ó 12GB. Ahí recopilamos nuestros .EPUBs, .DOCs, .HTMLs, .PDFs, .LITs, .DjVUs, .RTFs y un largo .etc en pleno desarrollo.
Otras ventajas que se refieren tradicionalmente son la portabilidad (en dura competencia contra mi querido "libro de bolsillo"), el texto enriquecido, el impacto medioambiental (en esto hay más propaganda que verdad), y cuantas se nos puedan ocurrir (abierto queda el debate). Las desventajas, otras tantas y a partes iguales (hay una extensa literatura de la contienda entre defensores y detractores). El hecho, aparte de esta discusión, es que el comercio del libro electrónico está creciendo.
Claro que no son incompatibles. Incluso diría que se complementan bastante bien. Siempre y cuando sepamos distinguir lo que es un libro y lo que no lo es.
Por llamarle libro, que no lo es.
Quienes amamos los libros, sabemos que no es sólo un compendio de lectura, horas invertidas en un goce y un sueño de romántica inmortalidad. También hay materia, hay un olor, un peso. Hay colores, texturas, notas al margen. Papeles que se colaron entre páginas, flores y hojas disecados, una antigua entrada al cine, un billete de autobús. Sé que estas no son razones de peso, pero son mis razones.
Sí, yo podría ser uno de esos dinosaurios a extinguir, expuesto al meteorito de la digitalización librera.
Porque el libro está más allá de la lectura. Va aquí el primer ejemplo. Se trata del libro Los tesoros de Leonardo da Vinci, de Matthew Landrus.
En: Arte, Textos
Como dices, no son excluyentes, sino mas bien complementarios. Los libros electrónicos tiene grandes ventajas. Por un lado, para el lector, supone un gran ahorro de espacio y una gran facilidad de transporte. De un tiempo a esta parte, han desaparecido de los vagones de metro esos tomos de 700 páginas y los han sustituido los pequeños e-book. Indudablemente, es un gran avance, sobre todo para la literatura de consumo.
ResponderEliminarPor otro lado, su facilidad de edición hace que cualquiera que haya escrito un libro, pueda venderlo sin necesidad de pasar por la dictadura de las editoriales, y a este respecto, es donde los autores tienen grandes perspectivas. Hace unos meses, una escritora de relativo éxito se quejaba de la piratería, para después confesar que de cada libro que se vendía a un precio medio de 20€, ella sólo recibía 2€. Es muy posible y deseable, que con el libro electrónico, estos porcentajes tengan que variar. Y además, el precio de los libros baje. Un libro en papel implica impresión, almacenaje, transporte y distribución, venta al por menor y seguramente, ejemplares sobrantes. Con el libro electrónico, estos gastos desaparecen. Cualquiera, con un poco de maña o ayuda, puede maquetar y editar su libro y venderlo. Cierta tienda on-line ofrece a los escritores porcentaje que puede llegar al 70%. Esta misma escritora podría ganar 7€ por ejemplar vendido y encima vender los libros a mitad de precio. Creo que está claro quien es el que sale perdiendo en este asunto....
Gracias por exponer tu punto de vista, Alberto. El problema editorial viene de antiguo. El meollo está en las grandes empresas que tienen copado el sistema y sometido a su dictadura comercial. Controlan los medios, controlan la distribución y, obviamente, a los lectores.
ResponderEliminarEditoriales pequeñas lo tenían muy crudo para abrirse paso en este mundo, aunque ofrecieran mejores condiciones al escritor. Y en este guerra, en medio queda la literatura que, sometida a las leyes del mercado -asimismo, ya impuestas por el propio negocio-, se vuelve "comercial" en el peor sentido de la palabra.
No sé si la aparición del ebook va a cambiar mucho este asunto. Como he dicho en la entrada, en cierto sentido la empeora. El señor ECL escribe un libro, lo edita y lo vende, en buenas condiciones comerciales, pero... no controla los medios, no controla la distribución, prácticamente el libro se lo come. Es como uno de esos artistas que se promocionan en youtube, triunfan y rápidamente se esfuman si no los coge una empresa de las grandes que le da la proyección necesaria para "mantenerse".
Yo tengo claro que para mi, un libro al igual que un periódico tiene una parte viva, que es la historia y otra parte física, que es el objeto en sí. Yo tengo que tocarlo, pasar las hojas, sentir el olor del papel ...
ResponderEliminarMe cuesta mucho leer en esos soportes modernos, y eso que soy muy maquinero !
Un saludo PTB
Gracias por tu comentario, Mariano Waspy. A mí también me cuesta, y eso que la tinta electrónica ha mejorado la lectura en dicho soporte.
ResponderEliminarAhora mismo se me ocurren un par de razones más para decantarme por el libro tradicional: las formas de los libros para los más pequeños (cualquier día me pongo a sacarles fotos) y las dimensiones de ciertos libros que hacen poco viable su comparación con los formatos electrónicos. Por ejemplo, los libros de arte.
Saludos, y gracias por tu comentario.
Muy interesante tu entrada. En una breve historia del libro que leí no hace mucho, se hablaba del futuro del libro y el libro digital era lo que más despuntaba. Sin embargo, a mi me cuesta leer en ellos. Necesito tocar las hojas. Cuando el autor hace una referencia a algo que ha escrito en páginas anteriores, se me hace muy cuesta arriba mirarlo con el e-book, pero con una edición en papel....la cosa cambia.
ResponderEliminarLo más terrible de publicar un libro es lo poco que se gana, por lo menos en España.
De todas formas, pienso que podrán coexistir durante mucho tiempo. Una saludo. #PTB.
No había caído, pero es cierto que eso de pasar páginas no se lleva muy bien con los e-books.
EliminarEn cuanto a lo del dinero, es cierto que ahí la cosa cambia mucho. La autogestión del libro digital es una razón muy poderosa con respecto al libro tradicional, cuyos gastos superan en muchos casos los beneficios que se podrían obtener.
Gracias por tu comentario, Sonia Le Lo.