Pablo Picasso (1881-1973) realizó, en torno a la Navidad de 1945, una serie de once litografías que se han convertido en una referencia clásica a la hora de comprender los procesos creativos de su autor en el paso de un dibujo naturalista a una obra abstracta. Las once litografías fueron realizadas a partir de una única piedra y suponen un ejercicio de desarrollo progresivo de la forma del toro, desde la impronta naturalista primitiva hasta el hallazgo de las líneas esenciales que conforman a la bestia.
El toro ha sido para el pintor malagueño un referente constante a lo largo de su vida, hallando en él un símbolo nacionalista (a veces, posiblemente fascista); una alusión al triunfo de la bestialidad sobre la humanidad; connotaciones sexuales primigenias asociadas a la virilidad; e incluso, en su estadio mítico como Minotauro, un alter ego del artista.
Hay quien ha visto cada lámina de esta serie como un estadio de la propia evolución de Picasso a través de los distintos movimientos a los que se le asocia. Siguiente esta interpretación, en la primera lámina encontraríamos ecos de su etapa prefauvista, mientras que las siguientes seguirían su evolución de la etapa azul, cubismo (a partir de la lámina 4), esquematización geométrica y primitivismo. Pero a mí me sigue pareciendo que en esa primera lámina hay más de pintura rupestre que de arte de vanguardias, y la sucesiva esquematización responde al desarrollo artístico del arte prehistórico en su cómputo global. Tiene todas las cualidades de esa intencionalidad artística de nuestros antecesores: el carácter mágico y ritual, a través de su depuración. Llegar al alma de la bestia a partir de un proceso analítico de sus formas.
Por mi parte, no considero que esta serie sea la búsqueda, en el aspecto pictórico, de la pincelada primitiva y tampoco que admita una lectura regresiva. O dicho de otra forma: hay primitivismo en todo, pero sí hay una evolución. Una evolución sustancial, hay una búsqueda de la esencia.
Quiero ver, en esta fijación por la representación del toro, algo parecido a la intención de algunos impresionistas (Monet a la cabeza, pero también Pissarro y otros) pintando, una y otra vez, el mismo motivo. Era una pintura obsesiva, donde el motivo pasaba a un segundo plano y donde la captación de la luz se volvía una experiencia mística.
No la luz, pero sí la pincelada infantil, podía ser la clave de esta búsqueda de Picasso.
El toro, lámina 1 (5 de diciembre de 1945) Aguada de tinta litográfica sobre piedra, estampada sobre papel vitela con filigrana Arches |
El toro, lámina 2 (12 de diciembre de 1945) Tinta litográfica y pluma trabajada, estampada sobre papel vitela con filigrana Arches |
El toro, lámina 3 (18 de diciembre de 1945) Raspador, pluma y tinta litográfica, estampada sobre papel vitela Arches |
El toro, lámina 4 (22 de diciembre de 1945) Pluma y raspador, estampada sobre papel vitela con filigrana Arches |
El toro, lámina 5 (24 de diciembre de 1945) Pluma y raspador, estampada sobre papel vitela con filigrana Arches |
El toro, lámina 6 (26 de diciembre de 1945) Pluma y raspador, estampada sobre papel vitela con filigrana Arches |
El toro, lámina 7 (28 de diciembre de 1945) Pluma y raspador, estampada sobre papel vitela con filigrana Arches |
El toro, lámina 8 (2 de enero de 1946) Pluma y raspador, estampada sobre papel vitela con filigrana Arches |
El toro, lámina 9 (5 de enero de 1946) Pluma y raspador, estampada sobre papel vitela con filigrana Arches |
El toro, lámina 10 (10 de enero de 1946) Pluma y raspador, estampada sobre papel vitela con filigrana Arches |
El toro, lámina 11 (17 de enero de 1946) Pluma y raspador, estampada sobre papel vitela con filigrana Arches |
En: Arte
Wowww... solo te falto colgar la foto de un Miura !!!
ResponderEliminarBueno, habría que preguntarle a Picasso en qué ganadería se inspiró para pintar su toro ;)
EliminarJajaja...y el toro de Osborne, tan típico en los paisajes españoles...
EliminarBueno, y ahora fuera de bromas, me ha gustado el estudio del toro que has expuesto. Muy bien definido y realmente se percibe esa búsqueda de la esencia, tal y como nos guías, saludos!!
ResponderEliminarEl toro, el símbolo, la forma y su significado..Tan plástico como nuestro y Picasso interpretando un pueblo..Y si, estoy con Sonia, si no hubiera leído su comentario el mío habría sido el mismo jeje Ande anda el de Osborne? tiene su peso..Saludos Enrique y demás..
ResponderEliminarMe encantan estos ejercicios que hace Picasso, esta serie en particular es una prodigiosa muestra de su versatilidad. Tabucchi titulaba un ensayo dedicado a Pessoa "Un baule pieno di gente", Picasso podría también ser descrito mediante esa metáfora, es como si fuera varias personas a la vez que hablan distintos lenguajes plásticos, y sí que hay algo de sagrado, de representar al modo mágico que operaba el artista-chamán prehistórico, tanto en las primeras como en las últimas versiones hay un como recuerdo el arte rupestre, sea el más expresionista de Altamira, sea el más sintético arte levantino.
ResponderEliminarGenial! Un saludo ;-)