La reciente entrada de este blog amigo me ha recordado dos cosas: una, mi "cosecha" de venus anadiomenes, que andaba estancada desde abril de este año (aquí, aquí y aquí, y en ese mismo orden, aquellas incursiones). Desde entonces, he acumulado una ingente cantidad de nacimientos venéreos que duermen en la soledad inmóvil de una carpeta de mi portátil.
Segundo, la vindicación de Antonio María Esquivel y Suárez de Urbina (1806-1857), que leyendo la entrada referida y enlazada al principio de este artículo, doy por suscrita.
De él es este nacimiento de Venus, que el Museo del Prado adquirió en 2007 (había permanecido en colecciones privadas prácticamente desde su realización), permitiendo así al gran público poder disfrutar de esta maravillosa obra.
El nacimiento de Venus, 1838 |
El motivo está claramente inspirado por una venus púdica, la que podemos encontrar en su conocidísima obra Los poetas contemporáneos (pinchad en la imagen para ver la obra completa).
Los poetas contemporáneos [detalle] |
Se trata de una copia de la Venus de Médicis que el artista tenía en su estudio, tal y como podemos ver en la obra anterior. La Venus Anadiómena, sin embargo, modifica ligeramente su pose. La zona púbica está cubierta por una tela transparente, y la modelo mira fijamente al espectador. Insinuaciones a las que aquella España decimonónica no estaba acostumbrada precisamente, y que Esquivel trató con maestría, cultivando la representación mitológica, tan en desuso en la pintura romántica española.
En: Arte
Es una obra muy interesante y se convierte en desafiante la mirada frontal de la Venus hacia el espectador. Interesante entrada.
ResponderEliminarNo es la Olympia, pero mirar, mira ;)
EliminarInteresante, bonita y magníficamente realizada. Las telas vaporosas -y el sfumato que tanto gustaban a Leonardo- siempre me han fascinado.
ResponderEliminarUn saludo.
Completamente de acuerdo. Hay mucho de Leonardo en Esquivel. Buen ojo.
EliminarA mi me recuerda más a la Venus de Boticelli, sobre todo por que parece utilizar una resolución parecida a la hora de tapar la intimidad femenina, además de la concha en sí. Pero sí es cierto, que la mirada al frente de un desnudo resulta desafiante, saludos!!
ResponderEliminarHasta cierto punto (la concha sobre la está de pie es toda una referencia). Botticelli también tenía la pose púdica de la Venus clásica como referencia, de ahí las semejanzas, pero fíjate en el pelo (en Esquivel completamente recogido), y en la clara intención del pintor español por destapar, hasta el máximo punto permitido sin incitar al escándalo, lo que el italiano no se hubiera atrevido.
EliminarSaludos ;)
Me parece una maravilla esta Venus anadiómena, lo que más me gusta es cómo ha conseguido, manteniendo prácticamente la pose de la Venus Medicis, que sin embargo sea "de carne", que esté viva. Tiene un rostro muy bello y dulce, es sensual y tierna a la vez, yo diría que es provocadora, pero conserva esa dulzura que ha aprendido de Murillo, lo que modera la provocación. Una preciosidad que aún no he visto en directo.
ResponderEliminarCreo que Esquivel pinta cuerpos y no estatuas, a pesar de que la modela fuera, con la razonable excepción del rostro, presumiblemente una estatua. Yo tampoco la he visto, de hecho hace mucho que no vuelvo al Prado.
EliminarSimplemente, bellas todas las Venus, y admirables las personas que sois capaces de distinguir esos detalles que se nos escapan al resto, de ahí que aprendamos un montón con vuestras entradas... un saludo
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