domingo, 26 de enero de 2014

La imagen de las cosas, no las cosas en sí.

El futuro emperador se dormirá con las luces crepusculares incidiendo en las pinturas de Wang Fô. Las luces del alba le darán, cada mañana, una visión clara del mundo a través de su obra. El futuro emperador conocerá la imagen de la realidad, una imagen que el gran Wang Fô ha conformado en la cámara donde ningún mortal puede entrar salvo el futuro emperador. Cuando, transcurridos diez años, descubra la realidad, el futuro emperador la odiará y a quien la ha creado.

Como en el mito de la caverna, lo que se conocerá son las sombras. Pero esas sombras son bellos reflejos de unas ideas que en realidad son detestables.

Ahora Wang Fô ha sido condenado a muerte.



René Laloux adoptará un relato de Margueritte Yourcenar para crear este cortometraje, surgido a la sombra de un proyecto de mayor envergadura, Gandahar (1988). Cómo se salvó Wang Fô (1987) contó también con la colaboración del historietista Philippe Caza, que acompañó a Laloux en sus últimas producciones. Las reflexiones que alberga esta animación, sin embargo, no la hacen una obra menor. Más bien al contrario: supone una pequeña joya por descubrir.

En: Cortometrajes

6 comentarios :

  1. Una doble realidad bastante bien reflejada, la real frente a la artística, aunque la salida que le da al final parece surrealista, al menos es la impresión que me ha dejado la animación.
    Saludos!!

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    1. Una primera impresión podría parecerlo. Pero si lo miras bien, ¿cuál es el sentido del arte? Al menos, podemos contar entre sus virtudes la de reinventar la realidad, ¿no?

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  2. Un excelente trabajo de animación y un final que se las trae. Saludos.

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    1. Para mí ese final eleva a categoría de excelente un producto que andaba por el notable ;)

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  3. Creo que esta historia es un buen ejemplo de justicia poética :o)
    en amor y luz
    Cyn

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