En la serie de vanidades de ayer omití un título, por considerarlo obra cumbre del género, y al que quiero dedicarle una mayor atención. Jean de Dinteville y Georges de Selve, más conocido como Los embajadores (1533) es una obra de Hans Holbein el joven, al que nos referimos recientemente. Os pongo aquí la imagen, pero si lo preferís podemos disfrutarla con gran resolución aquí, pues forma parte del GoogleArtProject.
Los embajadores, 1533 |
Os dejo que vayáis pensando en el objeto que aparece en primer plano, un objeto que parece salirse del cuadro y que es conocido como "el hueso de sepia". Mientras tanto, veremos los demás detalles: la obra representa a dos embajadores que miran fijamente hacia el espectador del cuadro, están apoyados sobre un mueble sobre el que podemos reconocer fácilmente muchos símbolos de la vanitas, pero en este caso relacionados con las artes liberales: la aritmética, la geometría, la música y la astronomía. De hecho, los personajes sólo sirven de marco a la suntuosa estantería donde posan libros, una esfera celeste, relojes de sol, instrumentos musicales y un libro de salmos, un libro de aritmética, etc.
Además, los más avispados habrán notado también la presencia en la esquina superior izquierda la presencia de un crucifijo. Esto, unido al hueso de sepia sobre el que habréis estado reflexionando, conforman un complejo enigma.
Pues bien, el hueso de sepia es, en realidad, un cráneo. Y uno de los trampantojos más conocidos de la historia del arte. En este caso, podemos descifrarlo si colocáramos una cucharilla por su parte convexa. El resultado sería el siguiente:
Esta deformación recibe el nombre de anamorfosis, y es una técnica que no sólo se aplica en pintura. En este caso, el ángulo con el que debemos mirar al cráneo apuntaría directamente al crucifijo, por lo que ambas imágenes estarían relacionadas. Algunos críticos han apuntado a una evocación del calvario del Gólgota, colina donde fue crucificado Jesucristo. El nombre de esta montaña proviene de la forma de calavera que tenían las piedras en una de sus laderas. Su nombre en latín, calvariae locus, o en arameo, Golgotha, significan literalmente "lugar de la calavera". La tradición judía afirma, además, que en esta colina se enterró la calavera de Adán.
Os he preparado esta presentación con las vanitas que he recopilado hasta el momento. La música compuesta por Angelo Branduardi, vanità di vanità, procede de la película Sed buenos... si podéis (1984).
CATEGORÍAS: Arte, Pintura
¡Que curioso!
ResponderEliminarY retorcido. Una de esas obras que vuelven loco a todo el mundo, lleno de mensajes ocultos...
Eliminar¡¡jaja muy curioso eh!!
ResponderEliminarMe alegra que te haya gustado :)
EliminarRealmente grandioso.
ResponderEliminarMe recuerda al efecto óptico que se aprecia en "El lavatorio" de Tintoretto (Museo del Prado), una genialidad sin igual, aunque en este caso tenga que ver con las líneas de fuga. Ambos casos muestran el total dominio de la perspectiva que alcanzaron los artistas del Renacimiento, superando así definitivamente la decadencia medieval.
Un saludo.
Sin duda. Y es algo que se puede apreciar en muchas pinturas murales del barroco también, cuyas deformaciones de la escena respondían al punto de vista del espectador. Realmente sorprendente.
EliminarSaludos, Javier.
Grandísima entrada!!!
ResponderEliminarSiempre me he sentido fascinado por referencias ocultas en el arte, sobre todo en pintura. Esa manera de deslizar críticas, descubrimientos o secretos de la forma más sibilina y encima a ojos de todo el mundo me parece un arte en sí, el hecho de hacer obras sacras con elementos ocultos. Leonardo fue todo un maestro, que se permitía el lujo de hacerlo y encima con estilo. Cuántas de ellas nos habremos perdido, no podemos interpretar o simplemente no sabremos mirar. Seguro que hay por ahí información que cambiaría aspectos importantes de la historia (algo me dice que sobre todo la historia de la iglesia católica) Me pasa también con las obras arquitectónicas de influencia masónica, la disposición de las habitaciones, la orientación, las proporciones... Aquí donde vivo hay un edificio en todo el centro que estaba un poco viejo y hace poco le "lavaron la cara" respetando la estructura y fachadas originales, y reparé en que encima de cada uno de los balcones hay tres triángulos, y no se porqué me da que algo tendrá que ver.
Gran post!
El Renacimiento y, especialmente, el barroco llenó de mensajes ocultos el arte, a veces por puro divertimento, otras veces para encriptar mensajes. Su lectura tal vez estaba más o menos clara en su época para determinados círculos, pero luego, sin una literatura que la respaldara, ha quedado sumida en el misterio.
EliminarSaludos, Charly, y gracias por tu aportación :)
Fantástico!!
ResponderEliminarCurioso ese hueso de sepia..transformándose. Saludos
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