viernes, 9 de agosto de 2013

La isla de los muertos

La isla de los muertos, op. 29 es un poema sinfónico de Serguéi Rajmáninov (Серге́й Рахма́нинов, 1873-1943), correspondiente al periodo más prolífico y feliz del compositor ruso.

Retrato de Serguéi Rajmáninov, Konstantin Somov
Retrato de Serguéi Rajmáninov (Konstantín Sómov, 1925)
Se trata de una composición bellísima, compuesta en 1908, e inspirada en la obra del pintor Arnold Böcklin (1827-1901). Deteneos aquí, escuchad la música y, si os apetece "saber más", seguid leyendo.


En la obra, el uso del compás 5/8 sugiere el vaivén de las olas. Se trata de un compás irregular, y además, el compositor alterna la distribución de los acentos, para acentuar aún más esa irregularidad. Muchos grupos del rock progresivo de los años 70 utilizaron también este compás. La obra comienza suavemente, y protagoniza un espectacular crescendo, rompiendo la quietud de la isla con la llegada del siniestro barquero. A partir del minuto '16 se producirá un repentino silencio roto por un Dies Irae, sin duda la parte más conmovedora de la pieza. La llegada de Caronte a la isla, sin embargo, es tranquila. Como si los temores a la isla se estuvieran disipando y a cambio se aceptara una nueva vida.

Rajmáninov había visto el cuadro de Böcklin un año antes, en 1907, en París. El pintor suizo llegó a realizar hasta cinco versiones del tema: Caronte es el barquero que tenía la misión, en la mitología griega, de pasar las almas de los muertos a través de los pantanos del Aqueronte hasta la orilla opuesta. Éstos pagaban al viejo barquero con un óbolo, de ahí la costumbre en la antigua Grecia de introducir una moneda en la boca de los cadáveres en el momento de enterrarlos. A Caronte se le representa como un anciano barbudo, vestido de harapos y con un sombrero redondo.

La versión de los cuadros contradice el relato mitológico, ya que Caronte debía conducir la barca, pero no llevar los remos. Esto era algo que debía hacer el muerto. Sin embargo, en las pinturas veremos a Caronte remando, y delante de él, el alma, amortajada de blanco, permanece inmóvil frente a un ataúd. En cualquier caso, el relato mitológico es sólo una posible interpretación, ya que Böcklin nunca dio ninguna explicación del cuadro, y ni siquiera les puso título (fue iniciativa de un marchante de arte).

De las cinco versiones, la cuarta se considera perdida (en la 2ª Guerra Mundial) y sólo se conserva una versión fotográfica en blanco y negro. En contraposición al tono lúgubre de esta serie, Böcklin realizó un lienzo más, en 1888, que tituló La isla de los vivos.

Arnold Böcklin, La isla de los muertos (1880)
1ª versión, de 1880, en el Kunstmuseum de Basilea.
Arnold Böcklin, La isla de los muertos (1880)
2ª versión, de 1880, en el Metropolitan de Nueva York,
Arnold Böcklin, La isla de los muertos (1883)
3ª versión, de 1883, en el Alte Nationalgalerie de Berlín
Arnold Böcklin, La isla de los muertos (1884)
4ª versión, de 1884
Arnold Böcklin, La isla de los muertos (1886)
5ª versión, de 1886, en el Museo de Bellas Artes de Leipzig
Arnold Böcklin, Die Lebensinsel
La isla de los vivos (1888), en el Kunstmuseum de Basilea

CATEGORÍAS: Arte, Pintura, Música

12 comentarios :

  1. Muy significativo y encantador, los lienzos se ven extraordinarios!

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  2. Absolutamente conmovedor este poema sinfónico de Rajmáninov. Logró transportarme y sumergirme en la pintura de Böcklin, hacerme parte de ella. Muchas gracias.

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    1. Muchas gracias por tu visita y tu comentario, Jimena.

      Saludos ;)

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  3. Caronte siempre me ha fascinado, y al ver las imágenes me recordó a la serie de la TV "Hercules"... las pinturas son geniales, y la musica a pesar de ser un poco misteriosa, es relajante.

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    1. Los personajes mitológicos son fascinantes. Para los etruscos, Caronte era más bien un demonio, el que quitaba la vida a los moribundos. Para los griegos, simplemente, un subalterno de los infiernos. Sin embargo, su trato con las almas que conducía al Hades era bastante despótica. Todo un enigmático personaje.

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  4. Disfrutando la música mientras observo las piezas.

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    1. Yo hoy la he disfrutado ya cuatro o cinco veces. Es una maravilla ;)

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  5. Me fascina en particular esta obra de Böcklin (aunque el resto de su pintura me deja más bien indiferente), esa isla en forma de peñasco recuerda a tantos sitios, y sin embargo tiene una fuerza emotiva tan inmediata... no me extraña que en su tiempo tuviese tanto éxito.
    Estupenda entrada, Enrique, tanto por las imágenes como por la maravillosa obra de Rajmaninov que recrea bastante bien las impresiones que el cuadro suscita. Enhorabuena, gracias por compartir estas bellezas.

    Saludos ;)

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    1. Bueno, de Böcklin hay que rescatar alguna cosa más (su autorretrato, por ejemplo), pero es cierto que lo mejorcito es esto (me gusta especialmente su tercera versión).

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  6. Gracias por compartir estas historias sobre el arte (También sigue sonando la música mientras escribo ésto) y sobre la mitología, de la cual me declaro admirador desde que leí Dioses y Heroes de la antigua Grecia de Robert Graves. De los cuadros, el que más me ha gustado ha sido el tercero.

    Un gran post, si señor.

    Un saludo.

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    1. Un libro que engancha, efectivamente. A mí esa tercera versión también es la que más me gusta, aunque claro, habría que verlos en directo, todos juntitos.

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