Ayer hablábamos de la inspiración demoníaca de Tartini. Un siglo más tarde, otro violinista, también italiano, fue el elegido para interpretar los sonidos del diablo aquí en la tierra: Niccolò Paganini (1782-1840). Reconocido como uno de los mejores violinistas de todos los tiempos. Su virtuosismo, unido a su extraño aspecto físico, hizo que corriera el rumor acerca de un posible pacto con el diablo.
La realidad es que su aspecto físico podía deberse a una enfermedad (síndrome de Marfan o, más probablemente, de Ehlers-Danlos) relacionada con tener unas articulaciones muy flexibles (laxitud articular) con una gran capacidad de estiramiento.
El caso es que Paganini permitió que tales leyendas acerca del pacto con el diablo circularan: la visita del diablo a su madre, cuando el joven Niccolò tenía cinco años, para comunicarle que su hijo sería un famoso violinista; sus extravagancias musicales, como la de quitar tres cuerdas del violín e interpretar con una sola cuerda, haciendo que sonara como dos o tres violines; su aspecto cadavérico unido a su peculiar indumentaria, de pantalones negros y largo abrigo deshilachado; su colección de amantes, a pesar de su fealdad, entre las que se encuentran las hermanas de Napoleón Bonaparte; su vida pendenciera y tendencias ludópatas, que dio con sus huesos en la cárcel donde, al parecer, firmó el infernal pacto.
Os invito a escuchar una de sus obras más famosas, el Capricho nº 24, considerada como una de las obras más difíciles de ejecutar. Os dejo con una interpretación clásica, de la mano de uno de los mayores virtuosos al violín del siglo XX, Jascha Heifetz. Poco más de cinco minutos que no debéis dejar de escuchar.
Para acompañar la audición, os traigo esta obra del artista alemán Sigmar Polke (1941-2010), titulada Paganini. En realidad, se trata de una obra que trataba de la "dificultad de exorcizar los demonios del nazismo". Si leísteis la entrada de ayer, apreciaréis que la obra homenajea en realidad la obra de Boilly referida al sueño de Tartini, no el pacto demoníaco de Paganini. Por lo que el título es contradictorio y/o guarda poca relación con el músico. Eso sí, podrán entretenerse, mientras suena el inspirado violín demoníaco, en localizar las demoníacas esvásticas que aterrorizaron el siglo XX.
Paganini, 1982 |
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Muy buena pieza de violin, instrumento dificilisimo de tocar. Cuando era pequeño yo queria tener uno, y eso que la musica siempre se me ha dado fatal.
ResponderEliminarDifícil de tocar, a menos que hagas un pacto. Total, ¿qué es mejor? ¿Disponer de tu alma una vez muerto o tocar el violín así de bien?
EliminarLa versión de Itzhak Perlman creo que cuenta con la Gracia del Cielo... http://www.youtube.com/watch?v=uCePRgqO-HI
ResponderEliminarEstupenda Nota, E. C. Saludos
PTB
Afortunadamente, a Perlman podemos disfrutarlo a menudo. A Heifetz no tenemos ya esa suerte.
EliminarGracias por el comentario, Al.
Estos autores "malditos" son muy dados al agrandamiento de leyendas negras (y seguro que fruto de envidias de sus coetáneos menos dotados para la música). Y a mi todas estas historias me encantan.
ResponderEliminarUn saludo.
Nunca lo hubiera adivinado a juzgar por tu "apellido", jaja.
EliminarLa pieza musical que toca me recuerda a la que solía escuchar en las películas mudas...mmm... se me viene a la cabeza una de Chaplin cuyo titulo no recuerdo, pero salía en una obra... en fin, mi habilidad con las manos es más limitada, aunque siempre me gustó el sonido del violín, pero una guitarrita española da más alegría..jeje. Saludos!!
ResponderEliminarAunque toco la guitarra, me gusta mucho más el violín (pero lo veo imposible, seamos realistas).
ResponderEliminarFelicidades, te hemos concedido el Premio Best Blog, un saludo.
ResponderEliminarhttp://anticrisis2013.blogspot.com.es/2013/05/capitulo-clxvi-premio-best-blog-abril-3.html
Finalmente, no te pudiste resistir, ¿eh? Jeje.
EliminarMuchas gracias por el premio, Guillermo. Veamos esas bases...