domingo, 28 de abril de 2013

Aeterne pungit, cito volat et occidit

Hiere eternamente, vuela veloz y mata.

Es el mensaje que un ángel le muestra al caballero dormido en esta obra atribuida a Antonio de Pereda  (1611-1678), pintor barroco español sobre el que se siente la gran influencia de Caravaggio y Ribera. 

El sueño del caballero o Desengaño de la vida, 1655
La autoría de esta obra, que se conserva en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, ha sido cuestionada por Alfonso Pérez Sánchez, antiguo director del Prado y ya fallecido, que lo atribuye a Francisco Palacios.

Se trata de una vanitas en la que podemos apreciar los elementos comunes de este género: un espejo con alegórico reflejo, calaveras, dinero y joyas, libros, partituras, un reloj, una vela apagada, flores... En este caso, hay alusiones también a la futilidad de la guerra y a la pantomima de la gloria terrenal (máscara de teatro). La curiosidad de la obra está en que presenta al caballero dormido, y los elementos dispuestos sobre la mesa como contenidos de su sueño. La presencia del ángel entronca con el carácter religioso de la pintura de Pereda, pero también con Durero y su ángel de la melancolía.

Pero no podemos olvidarnos del otro sueño, el de Rafael Sanzio, obra temprana del maestro italiano, con la que la obra de Pereda comparte su carácter moralizante. Basándose en el relato de Cicerón, Rafael representa al joven Escipión el Africano, en la parte inferior de la tabla, a quien se le aparecen en sueños las deidades romanas Minerva y Venus. A su izquierda, Minerva, símbolo de la sabiduría, le ofrece una espada y un libro al caballero (una vida de virtud). A su derecha, Venus le ofrece unas flores, simbolizando los placeres de la vida.

El caballero de Pereda tendrá que decidirse, como aquí Escipión, entre los placeres terrenales y la vanidad de la gloria en esta vida, o una vida virtuosa que hiera eternamente, veloz vuele y muera.

El sueño del caballero, 1504-1505

CATEGORÍAS: Arte, Pintura

8 comentarios :

  1. Preciosa entrada por las imágenes y por el texto. Me gusta mucho este cuadro y me gusta volver a verlo de cuando en cuando, sobre todo por cómo el artista se demora en los detalles, el reloj de torrecilla, las calaveras, esas alas nada etéreas del ángel, el rostro del joven durmiente... todo es símbolo y, como sucede en los barrocos, todo es a la vez muy real, se diría que hasta sensual, contradiciendo el mensaje ascético del cuadro.

    Un saludo

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    1. Ya sabía yo que estos títulos en latín atraerían tu atención, José Miguel. Pues sí, hay sensualidad, pero es obvio: la juventud es más dada a los placeres. Además, basándonos en la obra de Rafael (siguiendo a Cicerón), el caballero era joven y, por lo tanto, situado en la encrucijada de la vida.

      Gracias por tu visita y comentario :)

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  2. Muy interesante y siempre aprendiendo algo nuevo. No conocía estas obras y si se puede apreciar el simbolismo en ambas. Muy bien explicadas. Muchas gracias y un saludo.

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    1. Gracias a ti por dedicar tu tiempo a dejar un comentario. Me alegro de que este artículo te haya resultado interesante.

      Un saludo :)

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  3. Como me ha gustado siempre El sueño del caballero o Desengaño de la vida. En 1655 ya le echaban imaginación al asunto de plasmar los sueños juntos con todos los elementos alegóricos.

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    1. Y antes... El renacimiento desbordaba imaginación alegórica y dobles intenciones.

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  4. Hola, gracias por escribir esta entrada. Quisiera comentar que, a mi parecer, la frase "aeterne pungit, ..." se asocia más con la vida de placeres, pues el apego hacia éstos causa el temor a perderlos y por ende sufrimiento; así como también son pasajeros (cito volat et occidit).
    Un saludo.

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    1. No diré lo contrario ;)
      Saludos, y gracias por comentar, Gisela.

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