Ocurre de vez en cuando. El final, el fin de todo, planea sobre la humanidad provocándole un aciago temor a la nada. Hemos vivido, hemos muerto. Y durante ese lapso de tiempo, que se nos antoja largo, pero que en tiempo cosmológico es insignificante, ¿cuál es nuestro legado? Y si la humanidad desaparece, ¿a quién legaremos nuestras obras?
Está claro: al extraterrestre.
Ocurre de vez en cuando que nos acordamos del extraterrestre. Alguien piensa en el final, y decide enviar un testamento de la humanidad a este entrañable amigo (¿verde y viscoso? ¿o es más bien azul y etéreo?).
Mañana será uno de esos días. Ocurre de vez en cuando, y mañana será uno de esos días en que nos acordamos de nuestro heredero extraterrestre, al que le decimos:
Mañana enviaremos al espacio un satélite, el Echostar 17, con un disco compacto. ¿El contenido? Cien imágenes que pretenden decirle al amigo extraterrestre que una vez existimos, y que fuimos algo parecido a esas cien imágenes.
Tal vez yo también debería enviar al espacio mi colección personal. ¿Alguien me ayuda a elaborar una lista?
jajaja, me ha encantado tu carta a nuestro amigo viscoso.. "La verdad esta ahí fuera"
ResponderEliminarGracias, Carlos. Lo que no sé es si el traductor de google se la podrá traducir a su idioma, jaja.
EliminarJajaja... yo les mando los dos blogs de fotografía que tengo y que le den al +1 en las fotos que les guste.... Menudo puntazo tiene esta entrada, saludos!!
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